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México y la alegría prestada

Aquel octubre de 2013 México se jugaba su presencia en el repechaje a la justa mundialista visitando a Costa Rica. El Tri estaba abajo en el marcador y eliminado de cualquier posibilidad de disputar una reclasificación a la Copa del Mundo.

En las postrimerías del partido Panamá vs  Estados Unidos el delantero americano,
Graham Zusi, anotó un gol que le daba la victoria a su equipo, eliminó a Panamá y ponía a México con la posibilidad de disputar el Play-Off contra Nueva Zelanda para buscar uno de los últimos lugares en Brasil 2014.


Esa noche el fútbol nos había hecho gritar, quizá por primera vez, un gol ajeno como propio. Hacíamos la alegría de otros un anexo de la nuestra.

El día de hoy, en el tercer encuentro de la fase de grupos del Mundial, México volvió a gritar un tanto en otro encuentro y lo gritó como propio porque esa diana lo catapultó, por séptima vez consecutiva, a la ronda de los 16 mejores en una justa mundialista.
El seleccionado azteca saltó a la cancha del Estadio Central de Ekaterimburgo para enfrentar a su similar de Suecia con la idea de terminar como líder del sector F y con la intención de finalizar la zona de grupos con nueve puntos por primera vez en la historia de los mundiales.

La selección de Suecia tenía otros planes, de inmediato tomó el mando del partido y maniató a las huestes mexicanas en todo momento. Los suecos no tardaron en poner a prueba a Guillermo Ochoa quien antes de los primeros 10 minutos ya había salvado la puerta mexicana en más de una oportunidad.

Guardado estaba irreconocible, Herrera no pesaba, Lozano no podía desequilibrar, Layún parecía otro, Hernández no gravitaba, ningún jugador del Tri estaba cómodo con el partido que proponían los Vikingos.

México llegó al medio tiempo con el empate a cero gracias a las intervenciones de Ochoa, pero en la segunda mitad ni el portero del Standard pudo evitar la catástrofe.

Uno a uno fueron cayendo los goles Vikingos y el sufrimiento del Tri iba en aumento. Mucho pasaba por la imposibilidad de encontrar una reacción al juego de Suecia y otro tanto porque, en el otro partido, Alemania estaba empatando con Corea y estaba a un solo gol de mandar a México de vuelta a casa.  Augustinsson inauguró el marcador al 50; posteriormente, al minuto 62 Granqvist puso el segundo de los suecos y por último un autogol al 74 de Edson Alvarez pusieron cifras definitivas al partido.

A partir de este momento la atención ya no estaba en lo que pudiera hacer la selección azteca sino por cómo se desarrollaba el encuentro entre Alemania y Corea. Los dirigidos por Joachim Löw
Dominaban a los Coreanos, parecía cuestión de tiempo para que el gol que eliminaba a México cayera. Fue más de media hora de asedio Alemán, un ataque tras otro y si no era la puntería, eran las intervenciones del arquero Hyun-Woo las que mantenían las esperanzas mexicanas a flote.


La Mannschaft no daba tregua, a esas alturas del partido sabían que con un gol los mantenía con vida en tierras Rusas. Fue tanto el deseo alemán de ganar el encuentro que empezó a descuidar su aparato defensivo, Corea se fue haciendo fuerte y generaba contragolpes con sensación de peligro.

Fue hasta el minuto 92 que tras una serie de rebotes Youg-Gwon Kim marcó el gol que ponía en ventaja a Corea y se gritaba en Ekaterimburgo, sin embargo el suspenso se prolongó al necesitar la revisión del VAR para validar el tanto.

La tribuna mexicana aún celebraba la primera diana asiática cuando, dos minutos después, cayó el segundo tanto que  definitivamente colocaba al seleccionado mexicano en los octavos de final.

Hoy México pidió prestada la alegría a Corea tanto así que los festejos no fueron en el Ángel de la Independencia, se trasladaron a la Embajada Coreana donde al ritmo de: "Corea, hermana. Ya eres mexicana" los fanáticos celebraron la  hazaña de los Tigres asiáticos.


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