“Hay quienes sostienen que el futbol no tiene nada que ver con la vida del hombre, con sus cosas más esenciales. Desconozco cuánto sabe esa gente de la vida, pero de algo estoy seguro: No saben nada de futbol.”
Eduardo Sacheri
Ve al frente, al ataque, siempre hacia adelante. No importa la circunstancia, el lugar o la ocasión. Busca el éxito, ve por la meta.
No pares hasta alcanzar la victoria. Que tus sueños te impulsen, que alimenten tus ganas de salir a la cancha y ganar, pon todo lo que esté en ti para alcanzar el triunfo.
Busca el juego desde los primeros instantes del encuentro, no dudes en salir jugando. Arma el ataque desde abajo, prepara la táctica con paciencia. Aunque si en algún momento sientes presión no está mal reventar la pelota para acomodarte, reorganizar las ideas e intentar una nueva estrategia.
Aprende a dominar el miedo escénico, que los nervios no te sometan. Si las piernas te tiemblan, respira profundo, cierra los ojos y enfócate de nuevo en la meta. No importa si el rival luce más fuerte o invencible. Confía en tus cualidades y en tu instinto, tú estás preparado para todo. Estás listo para enfrentar a los mejores.
En algún momento pueden llegar instantes de presión o ahogo, quizá sientas que te cuesta construir el juego, que la cancha es más chica de lo normal, que no hay salida posible y que no puedes solo. No lo dudes y apóyate, tira una pared; toca y muévete al espacio, vuelve a ser una opción de pase, cambia el juego e intenta salir por el otro perfil.
En este juego vas a aprender a ser compañero, a ayudar a los tuyos; así que alienta, anima y confía en el otro. Deja de lado el egoísmo, verás que se pueden realizar jugadas increíbles en equipo. Si el objetivo es común, ir acompañado siempre es mejor.
Vas a encontrar personas que te harán falta. Aquellos sujetos que extrañes por su ausencia, sin embargo deberás seguir adelante; busca lo bueno que te dejaron, y continúa con el partido.
También estarán esas personas que te hagan falta con sus entradas desleales, que querrán frenar tu carrera y meterte miedo. Su idea será que dudes de ti, de tu capacidad, para que entres en pánico y no puedas moverte.
Para pasar de ellos solo concéntrate, enfócate, pide de nuevo el balón e intenta la gambeta hacia adelante. Ellos no sabrán cómo te escapaste y los dejarás sembrados como conos de entrenamiento.
Dirige tu esfuerzo en busca del mejor resultado, que el “fair play” sea tu bandera, pero si es necesario apretar la pierna también sabes entrar fuerte.
Siempre intenta poner magia en cada pase, busca el espacio libre, finta, hazla chiquita, písala, raspala, escondela y saca la fantasía. Se valiente, no te “achiques”. Enfrenta a todos y a todo.
Procura sobresalir, rompe viejos esquemas, sé tu mismo y busca el éxito. Sin embargo no olvides de donde vienes, honra tus raíces y quiere a tu familia, porque ahí fue donde te formaste, ahí te hiciste, ahí aprendiste a dejar todo en la cancha por tus sueños, por un ideal.
Recuerda que en el área siempre hay tiempo, así que no te apresures, que si no sale a la primera siempre habrá revancha. Se presentará una nueva oportunidad que sabrás aprovechar.
Por más difícil que se presente el encuentro no te rindas, no claudiques, acuérdate que el esfuerzo nunca es negociable. No dejes de luchar hasta el silbatazo final, porque aunque todo parezca perdido, las más grandes hazañas se gestan en los minutos de compensación de un partido.
Y es que lo maravilloso del fútbol y de la vida es justamente eso, la magia que nos permite ver como lo imposible se vuelve realidad. La recompensa siempre llega, la vida es sabia y te entregará una oportunidad de triunfo en tu mejor momento.
Así que prepara tu mejor tiro, tu mejor drible, para que cuando llegue oportunidad sepas cómo definir y anotar un gol a la vida, el gol de tu vida.
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