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El Viaje

El inicio de un viaje no es cuando haces la maleta, preparas tus pasajes, tomas tus ahorros y abordas el avión, el tren, el autobús o el carro. Las travesías comienzan en el momento que las imaginas, se originan justo en el instante que uno visualiza un destino, una aventura o una experiencia. Después de eso hay muchos factores que facilitan o complican esa sucesión de esas ideas. Sin embargo nunca se olvida la primera vez que se piensa en ese sueño, ese lugar o evento al que uno anhela llegar sin importar si está cerca o está lejos o si tarda un año o veinte en cumplirlo. El objetivo, siempre está ahí como un gigante que te llama, que te anima a querer conocerlo algún día. En 1994, específicamente en el verano de aquel año, un niño corre por las calles de la Ciudad de México, se traslada a toda prisa y con todas sus fuerzas, con la urgencia de no querer llegar tarde al lugar donde se dirige. Es un viernes caluroso de finales de ciclo escolar y como cada semana, desde que este pequeño
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Luchar, luchar, luchar.

La brisa de la mañana veraniega pega en la cara de Diego. Es un soplo cálido que acaricia su rostro a la orilla del mar. Su mirada está fija en el horizonte, parece como si en esa línea que divide el agua y el cielo buscara algo, una cosa importante. El joven está de pie con las manos en los bolsillos del pantalón, no se mueve, solo admira la inmensidad del océano y se deja llevar por el murmullo de las olas. Se encuentra inmerso en lo profundo de las aguas oceánicas con una concentración absoluta. Su reloj comienza a sonar, la alarma lo saca del trance. Inmediatamente reacciona, sacude su cabeza como si intentara regresar el alma al cuerpo y toma su maleta. Saca una caja y separa dos pastillas las cuales ingiere con un poco de agua. En ese momento también alista sus cosas para seguir su camino, sujeta sus tenis, los golpea para sacudir la arena acumulada y se los calza; desdobla su pantalón que había arremangado para que el agua no llegara a él y de sus bolsillos saca un papel que tie

Sueños Redondos

Siempre recorrí las canchas con mis sueños bien pegados a mi corazón. No fue sencillo llegar al punto donde me encuentro ahora, el inminente retiro me obliga a hacer una retrospectiva de mi carrera. Fueron un poco menos de diez años como profesional, pero toda una vida dedicada al futbol donde con mucho esfuerzo y sacrificio pude llegar a lugares a los que nunca hubiera accedido de no ser por este maravilloso deporte. Un viaje increíble que no quisiera que terminara, pero todo tiene un límite y el mío lo encontré en las lesiones.  Como varios de los que pertenecemos a la industria del balompié, mi ilusión comenzó en el llano. Los campos de tierra y cal cimentaron mi sueño futbolero. Me gustaba ir de aquí para allá en esas canchas, ahí participaba en tres o cuatro partidos por día. No podía evitarlo, estar dentro de ese rectángulo era lo que más disfrutaba, mi alegría era absoluta, los problemas que pudiera tener se esfumaban en cuanto el árbitro hacía sonar su ocarina. Gracias a esos

Diego Armando Maradona

Solo fueron once segundos. ¿Qué es lo que puede pasar en el mundo en tan solo once segundos? Muy pocas cosas quizá, pero el 22 de junio de 1986 pasó algo, algo indescriptible. Ese día supe lo que para el futbol significaba el nombre de Diego Armando Maradona. Hasta ese día poco reconocía acerca del balompié. Yo era un niño al que le gustaba el deporte, pero no conocía más allá de mis héroes locales. La fiebre mundialista me había orillado a ver cada uno de los encuentros de la decimotercera Copa Mundial de Futbol, la segunda que se disputaba en suelo Mexicano.  Recuerdo que vi aquel partido en una televisión en casa de mis abuelos. Tenía pocas ganas de ver el encuentro ese domingo, porque un día antes los alemanes habían derrotado a la selección mexicana y mis emociones todavía no se recuperaban de esa tragedia. Yo pensaba que tardaría mucho tiempo en volver a disfrutar de un partido de futbol. Sin embargo, en esos noventa minutos, iba a descubrir que el futbol tiene esa magia que siem

Volvió

Si bien en ligas profesionales de algunos países como Nicaragua o Bielorrusia no se detuvo el futbol. Este fin de semana, será recordado como el regreso del juego más popular del mundo en una Liga Top después de una pausa obligada que generó el detestable Covid-19. En un marco donde el balompié ahora tiene más precauciones defensivas fuera de la cancha que en el rectángulo verde, la pelota rodó de nueva cuenta en Alemania. La Bundesliga puso un estricto reglamento para que la jornada veintiséis de la competencia bávara pudiera desarrollarse.  Solo trescientas personas están autorizadas para estar en un partido del futbol alemán, cada participante tiene una función específica que cumplir para que el entorno sanitario permita la realización de los encuentros Jugadores con cubrebocas, recipientes con agua personalizados, bancos de suplentes con 2 metros de distancia entre cada elemento, salidas escalonadas, balones desinfectados; sin fotos grupales, sin saludos entre futbolista