Pumas pierde hoy más que los cuartos de final, pierde muchísimo más que "el clásico capitalino". Pierde este sábado en su esencia, en su identidad y en su naturaleza.
Perdió porque dejó que el acérrimo rival paseara y dominará en CU, que ya parece el patio de su casa. En la vuelta se murió de nada al no ser capaz de, por lo menos, hacer sudar a los de amarillo.
Perdió al abandonar su estilo, aquel que nos enamoró a muchos. Ese juego de garra, de entrega, de sacrificio que hizo grande a la institución no se vio, no existió y parece que con estos jugadores no regresará en próximos tiempos.
Perdió porque un grupo de futbolistas, muchos de ellos aburguesados, tuvieron un ataque de amnesia. Se olvidaron de que representan a un equipo grande y que vestir estos colores va más allá de hacer bien tu trabajo. Se les fue de la mente (o quizá no lo saben) que ser Pumas es más que pertenecer a un club de fútbol, ser de Pumas es filosofía de vida.
Perdió porque el Club abandonó desde hace mucho tiempo el alma del equipo, La Cantera. No hay nuevos valores, no existe alguien que despunte. Se desconoce los nombres de la siguiente generación de futbolistas hechos en casa.
Perdió porque la directiva descuidó al equipo. El presidente se dedicó a hacer proselitismo en los últimos meses, se ocupó con demasiado ahínco en preservar su puesto y no supo reaccionar a la mala marcha del conjunto en gran parte del torneo. Al parecer quedarse en el puesto es más importante que los propios Pumas para Ares de Parga.
Perdió por que existe un sector de la afición que es alcahuete con los colores, bajo el argumento de amar al conjunto universitario no exigen al equipo, no lo aprietan y no ven lo que en realidad les ofrece ese grupo de jugadores. Se conforman con poco, por que quizá están acostumbrados a poco.
Pumas perdió y esperemos que esta derrota sacuda las entrañas del equipo, que ponga las piezas en su lugar. Que el sistema caduco en el que te desarrollas cambie, que los vicios directivos se terminen y que regreses al sitio del que no debías haber caído nunca.
Por lo pronto otro torneo malo terminó.
¡Vámonos de vacaciones Pumas!
¡Vámonos de vacaciones Pumas!
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