Cuando Neymar daba el pase para que Firmino rubricara el segundo gol de Brasil destrozó la ilusión de miles de mexicanos que estaban en Samara y el de millones de connacionales en todo el país. Al minuto 88 del partido por octavos de final del Mundial de Rusia 2018, la canarinha reseteaba el reloj del Tri para intentar, de nueva cuenta, superar la barrera de los octavos de final. Ahora habrá que esperar 1,460 días para poder aspirar a jugar el famoso quinto partido.
De nuevo, México pierde dando un buen partido. Los primeros minutos del encuentro los verdes sorprendieron a Brasil, los apretaban en la salida, no dejaban que la media cancha verdeamarela se sintiera cómoda; Carlos Vela e Hirving Lozano causaban dolores de cabeza a los laterales brasileños. México asfixiaba al rival, sin embargo no creaba peligro gracias a la zaga comandada por Thiago Silva.
Brasil supo "sufrir" el encuentro y poco a poco fue encontrando respuestas a los acertijos que le planteaba el cuadro mexicano. El primer tiempo terminó empatado a cero con la sensación de un buen juego mexicano pero de mayor peligro amazónico. Para la parte complementaria los brasileños se pusieron serios y empezaron a dominar el juego. Encontraron premio a ese dominio en el minuto 51 en los pies de Neymar.
El seleccionado mexicano intentó reaccionar y nuevamente se fue sobre los pentacampeones del mundo, metió a los brasileños en su área por un par de minutos pero sin exigir a Alisson quien sólo tuvo que lanzarse una vez en un tiro por parte de Carlos Vela.
De ahí en fuera lo de siempre, Guillermo Ochoa se erigió como el jugador mexicano más destacado del tricolor, salvó a los aztecas de por lo menos 3 goles cantados. Paco Memo le dio vida a los mexicanos pero le faltó ayuda en la parte delantera del equipo.
México, como le suele pasar en esta competencia, ilusionó en ronda de grupos y perdió el partido en las rondas que importan, las de matar o morir. Son siete juegos consecutivos en los que no se puede dar el paso que sugeriría un salto de calidad en el balompié nacional.
Las ilusiones se rompen cuando la fiesta se pone interesante y México se tiene que regresar a las primeras de cambio, parece que el límite es este; que tras 24 años de quedar en el mismo sitio no se avanza en lo futbolístico. A veces no se encuentran explicaciones de estos tropiezos, por más que se analicen los juegos algo pasa que México no le encuentra la vuelta al estancamiento.
La cuenta regresiva ya está en marcha, habrá que contar los días que restan para que el Tri vuelva a la antesala de su ballena blanca, para que se regrese a tener la oportunidad de derribar esa barrera, ese muro que significa los octavos de final de un Mundial.
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