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Creer y Crecer

Desde la primera vez que Vero pateó un balón ha derribado barreras, su conexión con el balompié fue inmediata y su existencia, a partir de ese momento, ha estado ligada a él.

Toda su vida se resistió a cumplir con los estándares de comportamiento que le dictaban los demás, siempre fue libre y un tanto rebelde y si en su mente encontraba un objetivo o se le metía una idea, no descansaba hasta lograr su meta.

Su travesía por el fútbol no ha sido una cuestión sencilla, ha estado llena de obstáculos, sin embargo su determinación y su amor por el deporte la han llevado a superar todas las trabas que se le han presentado en su andar.

A muy corta edad aprendió a enfrentar el rechazo dentro del deporte. Con 8 años y, después de mucho insistir, pudo ingresar al equipo de su localidad.  Ella era la única chica dentro de la escuadra y en la liga que participaba existía una regla que impedía a las niñas jugar en un equipo de varones, por lo que, solo entrenaba con sus compañeros durante la semana y los días de partido ayudaba al Técnico con la utilería, pero sin poder participar del encuentro.

Entender esta situación fue complicado para alguien tan pequeño. Pasar toda la semana intentando ser elegida y que por una norma no pudiera jugar la llenaba frustración. No comprendía porqué no podía estar en un equipo y formar parte del deporte que tanto amaba, no encontraba una explicación lógica para no ser integrada en ese mundo. Vero solo quería jugar futbol y ser feliz. El corazón se le rompía cada vez que se le negaba esa oportunidad.

Al ver que no tenía opciones en el futbol de su localidad decidió probar suerte en otros deportes. Por años buscó la alegría que le producía el balompié en otras disciplinas, lo intentó en el atletismo, en la gimnasia y en la natación, pero siempre regresaba al “soccer” porque ahí estaba su corazón. Cada vez que regresaba a jugar sentía una dicha indescriptible, añoraba en todo momento poder patear la pelota y gritar gol a lado de sus compañeros y amigos.

Por mucho tiempo sintió que su vida pasaría sin la posibilidad de ser futbolista, porque en ese tiempo, el futbol femenino no era tomado en cuenta, no tenía ninguna importancia. Se  percató que, a su edad, no tenía ningún ídolo, ningún referente en el fútbol femenino; no conocía a ninguna futbolista que haya destacado en el país o alguna otra liga.

En su adolescencia tomó una decisión que cambiaría su vida para siempre, dejó su hogar y su familia para buscar el sueño de convertirse en jugadora profesional y así, poder aspirar a cumplir sus sueños. Viajó cientos de kilómetros para obtener una oportunidad en clubes que poseían un representativo femenil. Fueron meses en los que buscó probarse en un equipo, pasaba días en camión, iba de estado en estado cazando su sueño, su meta.

Finalmente encontró acomodo en un conjunto de la capital, sus habilidades y buen juego la hacían destacar de las demás. Desde que arribó  a su nuevo equipo se distinguió por su por su velocidad, toque y un instinto “letal” dentro del área rival.

Anotó 20 goles en 25 partidos en su primer torneo, marca que hasta ahora sigue vigente para una debutante en la Liga, fue la jugadora más importante de toda la competencia y ayudó a su equipo a llegar a semifinales por primera vez en la historia del Club.

Para su segunda temporada las actuaciones de Vero seguían llamando la atención de propios y extraños. Se adjudicó el liderato de goleo por segunda vez consecutiva y levantó el trofeo del campeonato, nuevamente como la jugadora más importante y capitana de la escuadra.

Gracias al nivel que presentaba en cada encuentro fue convocada a la Selección Nacional. Junto con otras 23 soñadoras alcanzó una histórica clasificación al Mundial femenil de 2011. En esa eliminatoria llamó la atención de clubes europeos, las pláticas con uno de los más importantes equipos de España estaban muy avanzadas, solo faltaban detalles para que se incorporara al mejor futbol femenil del mundo.

Los esfuerzos de Vero por jugar futbol parecía que eran recompensados, otras chicas querían ser como ella. Se fijaban en su forma de jugar y en sus movimientos en la cancha. Finalmente había un referente dentro del futbol femenil y era ella.

Con el Mundial en puerta, y a solo cuatro semanas de su debut, Vero volvió a enfrentarse a una situación adversa. Sufrió una lesión en un partido de preparación. El ligamento cruzado la apartó de jugar aquella Copa del Mundo y también, derribó su contrato en Europa.

Parecía que el futbol le cerraba la puerta nuevamente, no podía creer que sus sueños  se vieran truncados una vez más. Casi se da por vencida cuando se enteró que estaría fuera de las canchas por un poco menos de un año. Vero se refugió en un dicho que su madre repetía: …”La manera en la que se afrontan los peores momentos son los que nos definen como personas”... Con eso en mente, se puso un objetivo: regresar lo más pronto posible e intentar llegar a otra Copa del Mundo.

Después de mucho sacrifico y trabajo logró recuperarse en un periodo menor al estimado; para sorpresa de todos, a los 6 meses ya estaba de vuelta en las canchas, justo a tiempo para el inicio de un nuevo torneo. Su primer curso después de la lesión fue apenas discreto, le costó mucho entrar en ritmo de juego y solo tuvo 8 participaciones con tres goles esa temporada. Casi todos pensaron que la lesión la había terminado y era cuestión de tiempo para que su carrera fuera en declive.

Vero decidió nuevamente demoler ese “No” que le presentaba el deporte. Regresó a su pueblo para prepararse y ponerse a tono para un nuevo campeonato. Ahí, cerca de su familia, encontró la motivación que necesitaba para volver a creer y a crecer dentro del balompié.

Con los ánimos renovados tomó una vez más la batuta como la jugadora más destacada del país. En un año consiguió dos campeonatos y un título de goleo. Su nivel de juego parecía, incluso, mejor que el de su temporada de debut.

La Selección la llamó de nuevo para la eliminatoria de los Juegos Olímpicos. En aquel torneo se quedó a un paso de la calificación, al perder en semifinales el boleto para la justa Olímpica. Sin embargo logró que uno de los mejores equipos de Inglaterra le ofreciera uno de los contratos más lucrativos en la historia del fútbol nacional.

Vero sabía que esta era la oportunidad por la  tanto había trabajado, sin dudarlo inició su periplo por las tierras de los inventores del fútbol. De inmediato se hizo sentir en su nuevo equipo, se volvió líder y figura en tiempo récord. Gol tras gol, campeonato tras campeonato, conquistó a los aficionados más duros del planeta. Sus sueños se habían superado, nunca pensó llegar a estar en la élite del fútbol mundial, sin embargo le quedaba una asignatura pendiente, la Copa del Mundo.

Así, se preparó para las eliminatorias del área, con una sola idea en la cabeza guió a su país a obtener una nueva calificación al máximo torneo del fútbol. Canadá era la sede, en ese torneo sorprendieron al mundo entero al calificar en un grupo donde se encontraban Japón y Alemania. Luego, con mucho trabajo pasaron sobre Inglaterra; en cuartos de final se encontraron a Francia, ese juego las llevó hasta el límite de definir el pase a semifinales desde los 11 pasos; en la antesala de la final dejaron a todos con la boca abierta al eliminar a los Estados Unidos.

Llegar al partido por el título mundial no fue una tarea sencilla, transitar por una senda tan sinuosa, con tantas trabas y prejuicios, puede destrozar los sueños de la mayoría, pero no los de ella. Su meta siempre estuvo en su mente, su destino lo tenía claro; su fortaleza y mentalidad fueron las armas que encontró para alcanzar su destino.

Hoy se encuentra rozando la cima del éxito deportivo. Está a unas horas de disputar el partido final de una Copa del Mundo, solo unos instantes la separan de presentarse en el encuentro que todos los que nos dedicamos alguna vez al futbol, en cualquier nivel, soñamos con jugar; el escenario más importante del planeta está a sus pies y por su cuerpo corre esa misma emoción que sintió el día que se enamoró de este bendito deporte.


Comentarios

  1. Excelente ejemplo de superación y disciplina que rompieron con los prejuicios y roles estipulados por la sociedad. Los límites los ponemos nosotros mismos.

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